La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) subraya que introducir precozmente alimentos potencialmente alergénicos y mantener un consumo regular dentro de una dieta variada es una de las estrategias con mayor respaldo para reducir el riesgo de alergia alimentaria.
En la práctica, esto implica no retrasar la alimentación complementaria y ofrecer de forma regular alimentos como cacahuete, frutos secos y huevo (siempre bien cocinado) a partir de los 4-6 meses de vida. Un estudio publicado en Pediatrics (2025) observó descensos en la incidencia de alergia alimentaria tras la aplicación de estas recomendaciones.
Tras introducir un alimento y confirmar la tolerancia, es fundamental mantener una ingesta regular, idealmente varias veces por semana, para consolidar la tolerancia. Si un alimento no va a consumirse habitualmente en el hogar, es preferible no incorporarlo que ofrecerlo de forma errática.
Respecto a la alergia a la proteína de leche de vaca, la guía de la European Academy of Allergy & Clinical Immunology no recomienda el uso de fórmulas parcialmente hidrolizadas ni extensamente hidrolizadas con fines preventivos. Si se opta por lactancia artificial o mixta, se aconseja introducir una fórmula estándar de leche de vaca y mantener una ingesta diaria regular.

