El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en 800 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el país, entre ellas 104 en Andalucía. Presenta datos exhaustivos de la calidad del aire, desglosados por comunidades autónomas y por sustancias contaminantes.
Entre sus principales conclusiones, destacan:
- Durante 2020 la calidad del aire ha mejorado sustancialmente en España, con una reducción notable de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono troposférico, y más matizada de los de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), en sus mínimos de la última década y seguramente también desde que existen mediciones, en 1990. El resultado ha sido una menor población y territorio afectados por la contaminación.
- El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación de la Unión Europea. De acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó en 2020 a 42 millones de personas en el Estado español, el 88 % de su población, así como a 402.000 kilómetros cuadrados, el 80 % del territorio.
- Si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales fue de 8,5 millones de personas, una quinta parte del total y 4 millones de afectados menos respecto a 2019. Y la superficie expuesta a niveles de contaminación que dañan la vegetación alcanzó 210.000 km2, el 42 % del territorio español y 40.000 km2 menos que el año anterior.
- Las bajas precipitaciones y la estabilidad atmosférica de los primeros meses del año han activado los episodios de contaminación por partículas, en su mayor parte procedentes del norte de África. La primavera en cambio ha resultado inestable y húmeda, favoreciendo la dispersión y deposición de los contaminantes típicamente invernales (NO2 y partículas). El intenso calor estival no se ha traducido en un aumento de las concentraciones de ozono.
- El factor esencial para explicar la mejoría de la calidad del aire durante 2020 es la reducción general de la movilidad y la actividad económica derivada de los dos estados de alarma declarados para combatir la COVID-19, con la dramática situación sanitaria y social que todavía vivimos. El cierre de la mayoría de las centrales térmicas de carbón también parece haber contribuido localmente a la drástica disminución de las emisiones.
- La principal fuente de contaminación en las áreas urbanas, donde se concentra la mayor parte de la población, es el tráfico motorizado. En determinadas áreas fabriles y en el entorno de las grandes centrales termoeléctricas son estas fuentes industriales las que condicionan de manera decisiva la calidad del aire. El transporte aéreo y marítimo tiene gran repercusión en la calidad del aire del entorno de aeropuertos y puertos.
Situación en Andalucía:
Pese a la reducción general de la movilidad y la actividad económica derivada de los dos estados de alarma declarados para combatir la COVID-19, el ozono troposférico y las partículas PM10 y PM2,5 continuaron afectando durante 2020 a buena parte del territorio andaluz, superando los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Los niveles de ozono han sido significativamente más bajos que en años anteriores. En conjunto, se redujeron las superaciones del valor objetivo legal en un 48% respecto al promedio del periodo 2012-2019, siendo las registradas en 2020 las más bajas de la última década, salvo en la Bahía de Algeciras y la aglomeración de Málaga. La mejoría de la situación ha sido en especial relevante en las zonas industriales de Bailén, Huelva, Carboneras y Puente Nuevo (las dos últimas con sus centrales termoeléctricas paradas). De manera puntual, el ozono aumentó en algunas estaciones industriales y urbanas de la Bahía de Algeciras (Cortijillos, Campamento y Guadarranque), Almería (Mediterráneo), Córdoba (Lepanto), Málaga y Costa del Sol (El Atabal), en Sevilla y su área metropolitana (Torneo y Dos Hermanas). Si tenemos en cuenta el valor guía que recomienda la OMS, en el 2020 buena parte de las estaciones andaluzas habría sobrepasado todas las superaciones.
- En relación a las partículas PM10 y PM2,5, la mayoría de las estaciones de las redes de medición continuaron sobrepasando los valores recomendados por la OMS para ambos contaminantes. Mejoran sustancialmente la situación respecto al año 2019 y anteriores sólo las estaciones de Villanueva del Arzobispo (Jaén) y el puerto de Carboneras (Almería): superaron el valor límite diario establecido por la normativa para las PM10, y en el último caso también el valor límite anual de este contaminante. En cambio, ninguna estación superó el valor límite anual vigente para las PM2,5 en 2020, cuya concentración media descendió en Andalucía un 29% respecto a la del periodo 2012-2019, marcando el mínimo de la última década. Mucho más modesto ha sido el descenso de los niveles de partículas PM10, el 13% respecto al periodo 2012-2019, debido a una mayor frecuencia de los episodios de intrusión de polvo africano.
- El dióxido de nitrógeno (NO2) volvió a tener sus peores registros en el área metropolitana de Granada, como consecuencia del intenso tráfico motorizado rodado que soporta. No obstante, por primera vez desde la entrada del valor límite anual vigente en 2010, la estación de Granada Norte se mantuvo por debajo del mismo, para cuyo cumplimiento la aglomeración de Granada tenía concedida una prórroga que expiró en el último año citado. Las estaciones Avenida Juan XXIII en Málaga, Avenida Al-Nasir en Córdoba y Torneo en Sevilla se alejaron también del valor límite anual, establecido por la normativa en 40 μg/m3. Finalmente, en la estación sevillana de Bermejales se registraron cuatro superaciones del valor límite horario de 200 μg/m3. En conjunto, la reducción media de los niveles de NO2 en Andalucía durante 2020 fue del 23% de la concentración respecto al periodo 2012-2019, siendo los descensos en general más acusados en las estaciones urbanas de tráfico que en las industriales o de fondo. La mejoría de la calidad del aire por NO2 fue máxima durante el primer estado de alarma (14 de marzo a 21 de junio), alcanzando en la ciudad de Córdoba el 60% de los niveles de contaminación habituales en estas fechas durante la última década, el 54% en Sevilla, el 46% en Granada y el 43% en Málaga y en la Bahía de Cádiz.
- El dióxido de azufre (SO2) afectó principalmente a los territorios que soportan una intensa actividad industrial. Así, la zona industrial de la Bahía de Algeciras fue la que sufrió más superaciones del máximo valor diario recomendado por la OMS, aunque con mucha menor frecuencia y alcance territorial que en años anteriores. El peor registro regional se dio en la estación Guadarranque en la Bahía de Algeciras (24 días de mala calidad del aire por este contaminante), siendo inferiores las superaciones en las zonas industriales de Huelva (12 días en Torrearenilla) y la zona industrial de Puente Nuevo (Córdoba), como consecuencia en este último caso del cierre de su central térmica de carbón. Merece la pena resaltar los 6 días de superación de la recomendación de la OMS en la estación de Palomares (Almería), influida por la central térmica de carbón de Carboneras.
- Por otro lado, la página Web de información sobre calidad del aire autonómica no ofrece datos en tiempo real ni permite la descarga de datos horarios históricos para seguir la evolución de la contaminación de una manera más eficiente y hacer un seguimiento diario. Resulta fundamental por ello que la Junta de Andalucía se esfuerce por mejorar la medición y la información de la calidad del aire en su Comunidad.
La contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden. Cada año se registran hasta 30.000 muertes prematuras en nuestro país por afecciones derivadas de la contaminación del aire, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Según el Instituto de Salud Carlos III, 10.000 de ellas fallecen en episodios de alta contaminación. La mejora de la situación en 2020 es en este sentido una excelente noticia.
Los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan al menos 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.
La única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando el tránsito peatonal, la bicicleta y el transporte público limpio. También es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diésel, reducir el uso del avión y declarar sin dilaciones un área de control de las emisiones del transporte marítimo en el Mediterráneo.
La crisis de la COVID–19 ha demostrado que la reducción estructural del transporte y la descarbonización de la industria son las únicas herramientas para mejorar la calidad del aire que respiramos, en las ciudades y en las zonas rurales. La dramática situación creada por la pandemia corrobora que la reducción de las emisiones urbanas mejora la salud pública y la vida ciudadana.